miércoles, 2 de junio de 2010
Filosofía de Mesa
Reflexiones mensuales a cargo de Calvin Claypole
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Recordará usted, memorioso lector (y si no lo recuerda, ¡qué suerte la suya!, deje de leer este inútil texto ya mismo, y dedique su tiempo de ocio en internet a asuntos infinitamente más productivos, como por ejemplo investigar sobre la fabricación de una bomba molotov, explosivo de casera elaboración, también denominado cóctel molotov, y que, a diferencia de lo que su soviético nombre sugiere, no debe su invención al homónimo funcionario stalinista, sino que su nacionalidad originaria se disputa entre fineses y españoles, y ni hablar de la bomba termita, ese pequeño combo que con solo mezclar óxido de hierro y polvo de aluminio en iguales proporciones, más algún ingrediente sorpresa que facilite la ignición inicial, nos dará la capacidad de provocar explosiones cuasi atómicas que eleven la temperatura a valores superiores a los dos mil grados centígrados, se imagina usted, ventilado lector, qué calorón mamita querida, la burguesía aireacondicionadista no encontraría modo alguno de combatir tamaño fuego revolucionario, aunque deberíamos, sí, revisar un poco ciertos usos y costumbres del quehacer cotidiano de los luchadores voluntarios del proletariado, me refiero puntualmente a nuestro vestuario, en mi caso mi carácter de filósofo de la revolución me impele a utiliza ropas acordes a una investidura de tamaña responsabilidad, fabricadas además en telas singularmente robustas para resistir las inclemencias de nuestro frío estepario, decía entonces, cómo hace el filósofo para soportar semejante elevación térmica con su sobretodo, sus calzones largos y su ushanka, prendas todas de altísimo valor icónico y a las que cuida más que a su propia madre, esa vieja y testaruda campesina que, sin más ayuda que una vigorosa yunta de siberian huskys, se las arregló para criar ella sola a siete niños, cinco niñas, y tres pequeños más de los que este cronista no recuerda el sexo, todos ellos hoy día revolucionarios de ley, lo que hincha su pecho de tanto orgullo que por momento hace crujir los tablones que conforman su humilde pero digna sepultura) que un mes atrás le describí, en esta misma columna, los motivos por los cuales tres grises monos decidieron dedicarse a poblar este sitio web con las historietas por ellos producidas.

Pues, pasado un mes completo, podemos afirmar que, lamentablemente, nada ha cambiado. Nada nuevo aparecerá este mes frente a vuestros ojos. Nada que suponga un pequeño signo de evolución en estos osados primates. Nada, solamente más historietas.

Disculparán ustedes, inefables lectores, esta incapacidad mía de ofrecerles mejores novedades, pero es lo que hay. Si consideran más prudente abandonar la lectura de este sitio para dedicarse a la contemplación meditativa de los encuentros deportivos próximos a disputarse en aquella lejana comarca africana, no encontrarán en mí oposición alguna (ni tampoco en nuestros obtusos monos, difícilmente se den cuenta).
Que gane el más mejor.
Su seguro servidor,

Calvin Claypole
Filósofo Gastronómico
Precursor del Materialismo Histriónico


3 Condimentos:

moderrunner dijo...

Quizá finlandeses y españoles pensaron el famoso cóctel al mismo tiempo. De dónde saco esta idea, no lo sé. Será que "me mola" que dos pueblos tan alejados llegaran al invento de la mano,

Salud

la nati dijo...

Superlativo.

Calvin J. Claypole dijo...

Lo que a mí me mola es que la molesta molotov demuela, con malicia y sin bemoles, miles de malvadas moles militares.

Muchas gracias a ambas.

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