domingo, 2 de mayo de 2010


Filosofía de Mesa
Reflexiones mensuales a cargo de Calvin Claypole
.
.

.
.
Había una vez tres hombres probos, blancos, rubios, y de ojos celestes, de una integridad física, moral, y psicológica impoluta e incuestionable. Dichos tres decidieron unir sus fuerzas una luminosa mañana de mayo para conformar un colectivo artístico que, sobre la base de altos ideales como la igualdad, la libertad, y la fraternidad, rescataría con su innovadora propuesta estética a la masa obrera de la alienación cotidiana a la que la somete cruelmente el yugo patronal. Pero un día los pisó un tren dejándolos chuecos e inservibles, y sus restos fueron devorados por angurrientos indigentes; por lo que pasaremos a ocuparnos sin más dilaciones de los tres integrantes del grupo Ensalada Mista, a falta de mejores ingredientes dramáticos para este relato.

Sin ahondar en sus características físicas o morales (ni falta que hace torturar de esa manera al ocasional lector de estas líneas), sólo diremos de ellos que, al no tener nada mejor en lo que perder el tiempo, concibieron la poco original idea que ponerse a hacer historietas. Sí, mi sufrido lector, historietas: esos dibujitos a cuadros, con globitos por todos lados, hechos siempre a las apuradas. Esa cosa infantil, esa denigración de la alta literatura, esa forma de arte menor, y dicho esto a riesgo de socavar el significado de la palabra arte por utilizarla en la definición de este sub-género, de tan evidente pobreza estética que hasta produce cierto resquemor hablar de él.

Así fue que, con un entusiasmo similar al de tres monos que se creen auténticos hombres mientras consiguen dar unos cuantos pasos en dos patas, pero condenados a caer irremediablemente al suelo, se abocaron a la infeliz tarea de producir cuentitos con forma de cuadros. Tantos y tantos cuentos inventaron, tantos y tantos cuadritos dibujaron mezclando elementos sin ton ni son, que en el colmo de su primate petulancia, uno de los tres monos (fue imposible para este cronista distinguir cuál de ellos) propuso a los otros dos mostrarle su producción al mundo entero, utilizando como vía de comunicación nada menos que la red de redes, o sea, la internet.

- ¡Seremos los primeros en publicar historietas en línea, para que todo el mundo pueda leerlas sin tener que pagar! ¡Ensalada Mista entrará en la Historia de la historieta!, fue el falaz argumento con que el primer mono convenció a los otros dos.

Todo el mundo sabe que la red está llena de narraciones a cuadros, y, además, a nadie le importa la Historia de tan olvidable forma artística. Historia e historieta, dos conceptos que tras un engañoso parecido fonético se revelan semánticamente tan opuestos que es imposible utilizarlos en una misma oración sin recurrir a conectores negativos para vincularlos.

Así fue, paciente lector, que los monos decidieron servir en esta fonda virtual los resultados de su cocina. Queda hecha la advertencia de la dudosa moralidad de los ingredientes que se utilizaron. Si, así y todo, encuentra usted un plato que es de su gusto, su digestión queda bajo su entera responsabilidad.

Y sepa, desde ya, que en esta columna mensual encontrará usted un compañero con el cual compartir las molestias estomacales ocasionadas.
Su seguro servidor,

Calvin Claypole
Filósofo Gastronómico
Precursor del Materialismo Histriónico


3 Condimentos:

Anónimo dijo...

Habra q conseguir pues, una "buscapina" mental para digerir estas risas locas que emanan d mi esofago a modo de eruptos.
Sin mas, esos monos culinarios han ofrecido (por el momento) una "especial" entrada... Digna de dedicarles, cual culturas de oriente,esos eruptos "fortachones".
Como niña que soy,manififesto mi apetito golpeando cubiertos sobre esta mesa por mas ! ! !

Calvin J. Claypole dijo...

No veo cuál es el mérito, lo único que hacen es colgarse de mis cuernos.
Deprimentes monos, condenados están a un fracaso ni siquiera estridente.

Ensalada Mista dijo...

Gracias, Anónima, por sus gastrointestinales consideraciones.

¿"Calvin J. Claypole"? ¿Quién sos, gracioso?

Publicar un comentario